¿Existe el Paraíso? Y si así fuese, ¿por dónde se accede a él? ¿Cuáles son las puertas que franquean la entrada al Edén? Estas cuestiones encuentran únicamente respuesta en la fe de cada uno, Pero cuenta la tradición que el propio Miguel Ángel empleó la denominación de "Puertas del Paraíso" para referirse a una de las que daban acceso al Baptisterio de la catedral de Florencia. Curiosos edificio éste, en el que en 1336, plena época gótica Andrea Pisano había colocado unas hermosas puertas de bronce. A comienzos del siglo XV se convocó un concurso para elaborar otras puertas (las del lado norte) que fue ganado por el orfebre Lorenzo Ghiberti (1378-1455). La obra presentaba 28 relieves en bronce que narraban, en veintiocho paneles, escenas del Nuevo Testamento y aún eran visibles en ella ciertas influencias de la escultura gótica.
Lorenzo Ghiberti: "Puerta del Paraíso" (1425-1452). Florencia.
Colocadas esas puertas, el resultado fue tan satisfactorio a la vista de todos que Ghiberti recibió, sin que hubiese mediado concurso alguno, el encargo de elaborar las terceras puertas (del lado este del baptisterio). Más de veinticinco años tardó el escultor en dar por acabado su trabajo, esa obra que sería tan alabada por Miguel Ángel. No era para menos. Ghiberti acabó aquí con las influencias góticas de manera completa. Para ello, compartimentó el espacio en un número menor de paneles, sólo diez, aprovechando por completo el espacio disponible en cada uno. Y en ellos colocó un ciclo de escenas del Antiguo Testamento.
Autorretrato de Ghiberti.
En estas Puertas del Paraíso las figuras se adaptan de manera fehaciente a los cánones de la perspectiva y, al mismo tiempo, el relieve se va aplanando conforme nos adentramos en cada escena, hasta resultar casi absolutamente plano en los fondos. Por el contrario, en los primeros planos predomina el volumen y la corporeidad de los personajes. De esta forma la profundidad es aquí el elemento relevante, junto a la proporción en las representaciones y un destacado gusto por el naturalismo en la composición de las escenas. El arte gótico queda atrás, sustituido por una verdadera joya de la escultura renacentista.
Las Puertas contienen también, en los marcos laterales y en los listones verticales de separación, todo un repertorio de pequeñas esculturas, de figuras bíblicas, motivos vegetales y algunos diminutos bustos de personajes, entre los que se halla el propio autorretrato de Ghiberti. De forma que, a la postre, tenía razón Miguel Ángel: si existiese el Paraíso, no sería necesario construirle una puerta en su entrada; bastaría con poner allí la que Ghiberti había elaborado para el baptisterio florentino, mostrando al mundo los nuevos cánones estilísticos de la escultura renacentista.
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